Un día justo con mis actos. Mas bueno que malo y agradezco a la vida la indulgencia que me ofrece. Luego de estar en la práctica de sistemas integrales lineales casi 3 horas, al salir del salón me encontré a Mariana y a Rebeca en el pasillo central del pastel. Al saludarlas me invitaron a comer y con el stress acumulado y el deseo por un respiro acepté la invitación, aún cuando ya le había dado a Alex dinero para que me comprara una torta.

No deseaba verme demasiado gandalla con Fernando, así que le ayudé a llevar una computadora al salón y el trámite fue de casi 10 minutos. Sentí un poco de vergüenza y ansiedad al hacer esperar a mis nuevas conocimistades a que terminara y me dirigí corriendo a la salida de la escuela, impulsado por esos sentimientos.

En el camino a las hamburguesas, Rebeca me actualizó en los detalles de su vida emocional en lo que concierne a su ex. Mientras me platicaba sus penas el enojo y la tristeza estaban en equilibrio, su racionalidad intentaba desplazar el llando con indignación, pero eventualmente a unos metros de las mesas se soltó a llorar. No me atreví confortarla abrazándola, aún no me siento en la confianza para hacerlo, y lo que es peor, como nos atrasamos un poco para que no escucharan (el plural no es gratis, Mariana iba con Chucho) ellos ya habían llegado al puesto y nos miraban con curiosidad. Con un gesto ambiguo y deliberado les di a entender que pronto llegaríamos con ellos (Ella no quería que Chucho la viera llorando e insistía haber sido una pendeja... y no la contradecí).

Cuando llegamos a la mesa, ellos demostraron prudencia no preguntando qué había pasado y aunque a Rebeca se le notaban los ojos un poco rojos y muy ligeramente hinchados, hicieron como que no se dieron cuenta. Justo allí me encontré a Alex regresando y me dio mi torta y mi cambio del billete de $200, y cuando me senté y ordenaron, decidí que me compraría una leche en la tienda de enfrente.

La conversación fue amena y agradable, jocosa, pícara, ingeniosa, interesante y divertida. Éste nuevo personaje Chucho es un cínico, aunque ellas lo toman bastante bien no se por qué... y claro, muchos de los temas giraban en torno al sexo. Sería de esperar que por mi experiencia personal al respecto no tuviera mucho que comentar, sin embargo no entiendo muy bien cómo me las arreglo, y mis respuestas evasivas e indirectas no parecen ni molestar a los demás ni ponerlos en la pista correcta, supongo que estoy haciendo algo bien. En la misma conversación y luego de insistirle que nos confiara sus problemas, Mariana confesó que su novio era bisexual y al hacerlo nos cayeron todos los 20 de la descripción que nos había hecho respecto a sus comportamientos en ocasiones incomprensibles.

El tiempo transcurría y yo cada vez iba a llegar mas y mas tarde, pero me aguantaba las ganas de mirar el reloj ( y miraba el de los demás para no ser tan obvio según yo). Cuando la reunión terminó (y por cierto, aún no entiendo cómo Marianita pudo aguantar las lágrimas) Chucho y yo regresamos a la escuela. Casi al llegar a la esfera me encontré a Alex. El circuito no jaló y había que comprar nuevos DACs, así que me despedí, recogí mis cosas y me fui en friega para llegar a la electrónica. Tardaron mucho en cobrarme luego de buscar el dac que no tenía mucho de haber comprado pero no encontraban, y aún así me dio tiempo de llegar al taller con mi papá.

Mi idea era hablar de dineros, pero Mariana (mi hermana esta vez) estaba allí y no me atreví. Me sentía mal, fuera de lugar, acelerado, nervioso, ansioso. Regresé a casa y me bañé rápidamente. Podría pensarse que el transportarme en bicicleta en una ciudad con características meteorológicas como ésta me habría acostumbrado al sudor pero no es así, me fastidia mucho sentirme sucio, en parte debido a mi fino olfato. Algunas horas después (poco mas de 3) regresaron cenados y del super. Hubo un mal entendido respecto a que no podía ir con ellos y me excluyeron vilmente. De momento me enojé, pero un rato después lo tomé mas filosóficamente: Papá no tiene remedio...