Neko

miércoles, octubre 25, 2006

Desperté en casa de Alex, comenzamos temprano pero casi media hora después de lo que debíamos. Desayunamos unos chilaquiles aguados muy sabrosos y muy picosos. Sus papás justo saldrían para cuerna y nos llevaron hasta allá, en la plaza en que habíamos quedado de reunirnos. Ya allí, yo me sentía un poco incómodo por estar usando la misma playera que el día anterior y no haberme lavado los dientes, pero resultó que el lugar era justo frente a donde vive mi novia, así que cuando ví salir a mi prima Lupita, le pregunté si estaba en casa y muy felizmente pasé a visitarla y saludarla.
Afortunadamente hacía algunas semanas había dejado una playera para las emergencias y me la dió, también me lavé los dientes y nos fajoteamos muy cariñosamente un ratito.
Cuando salí casi media hora después, todavía estuve con Alejandro otra media hora sin que nadie llegara. El primero en llegar fue el cházaro, y luego poco a poco los demás.
Me prestaron una playera negra de la IEEE y me la puse así que ya no tuve que usar la mía y nos fuimos en taxi a la secundaria.
Cuando llegamos nos trataron super bien, y cuando acabó la exposición nos quedamos en la mesa para aclarar dudas. Los chamacos se amontonaron y se hicieron unas bolas que se me habían olvidado.
Al cházaro muchas niñas lo rodearon y le hacían muchas preguntas, se veía chistosísimo todo apenado.

A mi una chavita me empezó a echar el can, primero tranquis, pero luego cada vez mas y mas descarada, hasta que me preguntó por mi novia (que qué decia que estuviera yo allí).
Mi respuesta le confirmó lo que quería saber, y su amiga le dió un manazo en el hombro por atrevida.
La situación me estaba divirtiendo muchísimo, tenía mucho tiempo que no veía esos extraños comportamientos medio infantiles, juguetones, formales, experimentales, etc. de los adolescentes.
Cuando salimos de la secundaria nos fuimos a comprar el material para todos los que armarían un carrito seguidor de líneas al día siguiente. Por lo visto arrasamos en todas las tiendas porque a duras penas conseguimos los puentes h. Luego fuimos al super a ver si encontrábamos carritos, pero como estaban muy caros, mejor pasamos al taller del papá de Fernando (mi compañero de clases) por motores de grabadora. Comenzamos a desacoplarlos de los mecanismos en su tienda Momiyi, un lugar bastante agradable para trabajar.
Ya en la noche, como no tenía $ me prestó Alex y comimos una torta de Juana-Lana, y de pura suerte, pasé con Tahi a ver si estaba y me quedaba a dormir. Mi buena suerte me sonrió y mis expectativas se cumplieron al pie de la letra.

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