Neko

lunes, octubre 16, 2006

Regresando a casa luego de platicar con papá, me encontré a una vecina que vive a unas cuantas casas y nos saludamos. No pudo evitar darse cuenta del cambio en mi imágen y lo sacó a colación en el diálogo.
-¿Y ahora por qué ese cambio de look? Ya lo tenías muy largo.
-Ah, pues es una historia muy larga, pero en resumen porque no le gustaba a mi papá. Aún no me recupero del todo, lo sigo extrañando un buen.
-No te preocupes, vuelve a crecer.
-Si, pero no estoy seguro si me lo quiero volver a dejar crecer. Hay cosas que a los papás les cuesta mucho trabajo aceptar, aún cuando las hayan vivido en su juventud. Para colmo, cuando llegué así no dijo nada, no me volteó a ver, no hubo un solo comentario filtrado, lateral o indirecto que expresara su aprobación. Hasta parecería que no se dio cuenta.
-Ténle paciencia. Muchas veces los hijos nos enseñan muchas cosas que son difíciles de aceptar. Estoy segura que él se siente complacido por tu obediencia aunque no lo haya expresado. Además es algo muy valioso que tu hayas cedido para complacer sus gustos.
-Ay, necesitaba escuchar esas palabras, muchas gracias.
-[cambio en la expresión facial de su rostro] No, cuando gustes a alguien que te escuche, ya sabes.

Luego hizo una referencia a Dios y cuánto nos quiere y apoya y supe quién había arreglado ese breve encuentro.
Nos despedimos con gran alegría y un reconocimiento mas profundo de nosotros.

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