Neko

miércoles, abril 20, 2005

Como muchos otros miércoles, fui a visitar a mamá, y me pidió que la acompañara a ver unos posibles compradores de café. El primero fue un restaurante de carnes que está muy cerca de su casa en Plan de Ayala, pero le dieron largas, y el segundo y último fue en el hotel Jacarandas, pero también le dieron largas. De regreso íbamos pasando por el estacionamiento de Samborn’s y yo le íba platicando algo de papá y su esposa cuando va apareciendo su hijo justo allí, frente a nosotros a menos de 2 metros de distancia. Impresionados por la coincidencia, quedamos callados unos segundos, pero nos repusimos y continuamos platicando con la habitual ferocidad de conversación que caracteriza nuestras reuniones. Después de comer con ella llegué al taller y le pedí a Magnolia que me llevara a compunet, donde terminé lo que quedaba de la tarde. Al igual que habitualmente, me trataron muy bien, me subí a la parte de arriba con mi tío para acompañarlo y me compraron mi refresco de manzana y mi torta de queso doble crema. Cuando llegué resultó que me habían puesto candado, así que tuve que esperar a que me abrieran para poder pasar. ¿Qué no se habían dado cuenta que faltaba yo, que no había llegado?

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