Neko

lunes, julio 31, 2006

30 de julio cumpleaños de mi generalmente muy querida y ocasionalmente desesperante hermana Mariana. Luego de tan brutales desveladas, Mariana me despertó poco después de las 8 am y para preguntarme si quería ir con ellos a festejar su cumpleaños. Vaya si quería, pero estaba muy cansado.... y sin embargo fui.

El plan: comer cecina y dónde mejor que en Yecapixtla? Insisto en que no me tardé mucho en bañarme: lavar mi cabello y cepillarlo y peinarlo es algo que aún cuando tenía un par de días de haberlo hecho, toma algo de tiempo. En fin, salimos casi a las 11 y llegamos un poco temprano como para comer. Decidimos caminar un poco para "hacer hambre" y en las pocas cuadras que separaban el restaurante del estacionamiento, logramos el objetivo.

Un par de horas nos tomamos para comer. Pedimos el paquete familiar, el que incluye todo: un kilo de cecina, aguacate, frijoles, tortillas, 2 jarras de agua, crema y de postre: una generosa orden de "gorditos". El cansancio en ocasiones me provoca anorexia y ésta era una de esas ocasiones, por lo que no pude llegar al 5º taco, pero ésta no es la verdadera razón. Yo en algunas cosas soy muy especial y una de ellas son los tiempos y los espacios. El ser asediado por vendedores ambulantes ya es desagradable de por sí, ya en la mesa lo hace peor, pero por si eso fuera poco, varias veces pasaron las mismas personas a ofrecer sus mismos productos. No exagero al contabilizarlas como 4 o 5.

Tuve que morderme un "huevo mental" para reprimir un "ya dejen de estar chingando! ya les dije que no quiero 3 veces!" y varios "huevos mentales" para cambiar de estado de ánimo. Luego de comer fuimos al mercado en donde consiguieron unos conos de nieve y se pusieron a chacharear. Compramos verdura eso sí, pero luego de caminar un rato y regresar al carro se me antojó comprar miel ya que se nos terminó, y así con engaños me dijeron que compraríamos en la carretera y llegamos a Nepantla.

Papá casi se pasa ya que la entrada está a desnivel con un arco muy bonito. Visitamos el museo "sor Juana Inés de la Cruz" pero como faltaban 15 minutos para la hora del cierre (las 6) decidimos caminar por allí. En la pared lateral del museo había unas placas de bronce con fragmentos de su poesía y del lado izquierdo, un gigantesco jardín con un hermoso auditorio en su centro.Dimos una vuelta a paso lento y había unas niñas vestidas de princesitas tomándose una sesión de fotos... cuando llegamos debajo del puente nos pusimos a platicar, clásica plática divagatoria familiar: que si la leucemia de mi tío Víctor, que si la insuficiencia renal de mi tía Quina, etc. Planeamos un viaje para ir a visitarla a su casa, allá en Guadalajara, pero parece que habrá problemas en el concenso de la organización.

Cuando se nos cansaron las asentaderas, nos subimos al puente. Tiene una magnífica vista de la barranca y los alrededores, aunque por alguna extraña razón, ya se han llevado varios pedazos de vía. Nosotros seguimos el caminito por donde iba la vía ferroviaria, que a estas fechas se volvió una verde veredita, frondosa por la temporada pluvial.La exuberancia vegetal allí en la montaña es impresionante. Toda clase de plantitas crecen alegremente y sobre todo florecen!:
Por alguna extraña razón, había una jaula grande a un lado del camino, casi inmediatamente después del puente, mi curiosidad no me permitió evitar tomarle una foto. Al regresar al carro pasamos por enfrente de la máquina de vapor que recorrió esos caminos de metal. Enorme, antigua, oxidada y modernizada a medias... da al mismo tiempo una sensación de tristeza y maravilla. Mariana encontró esta flor tirada en el camino y en su desfalleciente fragilidad me pareció muy hermosa.El regreso no fue tan rápido como hubiera sido deseable. Ya estábamos cansados y el hambre volvía, pero como ya pasaban de las 7 de la noche, no vendían miel en la carretera, cosa que a ellos les causaba gracia y a mí me hacía sentir engañado y defraudado.

Habiéndo dejado a Lázaro para que regresara a su casa, decidimos ir a tomar un café con pastel al Vivaldi. La plática fue bastante mas amena esta vez, y aunque no superamos el par de horas allí, nos fuimos muy contentos. Estaba lloviznando cuando salimos, yo manejé de regreso.






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