Neko

domingo, febrero 19, 2006

Vaya que fue una peda de antología! Entre mas lo pienso, menos lo quiero pensar, sin embargo los recuerdos inundan mi mente ignorando mis intenciones. Luego de habérle preguntado a ady qué es lo que me dijo cuando me habló por teléfono me contestó que me preguntó en dónde estaba. Luego de haber sido repentinamente despertado, a duras penas recordaba cómo llegar allí, así que para salir de problemas yo le contesté en casa de un desconocido.

Aún cuando lo intento, no logro comprender porqué no regresé a mi casa y me fui con luis. Sabía que tenía otros $60 disponibles para regresar... pero algo me angustiaba. En fin, el caso es que terminé allá, cerca de la glorieta de zapata. La banda que llevó consigo era bastante interesante, intelectual, musical, culta. Particularmente había un chavo de esos de complexión delgada y pequeña que tomó la guitarra y comenzó a cantar. Allí, en la sala, a plenas 3:30 o 4 am, con la puerta abierta y seguramente molestando a los vecinos por el escándalo, nos transportó a todos con su música y su voz al paraíso.
Yo particularmente quedé embobado, aunque con todo lo que había bebido hasta ese momento ya no estaba precisamente lúcido. Lo cierto es que en esos placenteros momentos musicales, me pareció que me perdía en el tiempo y que su canción transcurrió al compás de la eternidad. Después de esa canción volvieron a pasarse la guitarra, después de todo qué se podía esperar del círculo de amigos de un trovador... y las canciones continuaron, junto con las cervezas.

E en ese punto ya no estaba tomando mas, pues no sólo estaba cerca de mi resistencia alcohólica, si no que también estaba lleno. Para mi fortuna, todavía poseía un aceptable control de mis funciones motrices, aunque había sobrepasado el límite del control de mis acciones. Me sorprende haber salido intacto de tal experiencia, pues descaradamente le estuve tirando la onda a una chava que (desde la plazuela) estaba con el grupo junto con lo que me pareció su novio. No sé por qué me ignoró (el que parecía el novio), si porque pensó que estaba demasiado borracho, o tal vez por intervención de la susodicha dama, o quizá porque no se percató de mis lances (lo dudo), etc.

El asunto es que desperté al mi hermana llamárme por teléfono, pues comenzó a vibrar aparatosamente. Luego de la llamada me levanté y me despedí, y junto con otro tipo me fuí a tomar el camión. Resulta que él iba para tejalpa, que queda cerca de civac, así que tomamos la ruta 7. Aún quedaba una moneda de $10 en mi pantalón, y con ése dinero llegué satisfactoriamente a mi casa cerca de las 10am.

Una y otra vez alejo los recuerdos de mi cabeza, pero en mi mente los recuerdos van y vienen, como el oleaje en una playa. Tranquila e insistentemente, al ritmo de ése oleaje mis emociones se entremezclan. Resignación, vergüenza, repudio de mis acciones. De cuando en cuando, en la lucha que entablan la inclinación de la playa y el batir del mar, sale otro recuerdo, como una concha que empujada por el agua queda a la orilla de la arena, arena que no resiste el movimiento y se impregna de ésta, dejándose llevar impotente bajo una voluntad ajena.

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