Papá me pidió que le ayudara a poner unas láminas para el taller, así que no llegué tan temprano como hubiera hecho falta para cumplir, pues llegué casi a la una, y tristemente encontré que las láminas que había dejado agujeradas y listas para pintura se habían oxidado alo largo de la semana, papá no había hecho su parte: pintarlas. Así, tuve que ponerme a lijarlas para quitarles el óxido y poderles poner primer. Terminé pintándolas yo solo porque papá estaba preparando un carro que hay que entregar el lunes y en eso me terminó diciendo su "perspectiva de vida". Que ya no está joven, que eventualmente se "retirará" y que el taller se va a ir al averno pues no seguirá dedicándose a eso. Después de un chorototote largo y cansado, terminó, pero es bastante impresionante escuchar a una persona hablar con tristeza y nostalgia de sus "buenos tiempos" cuando aún no está muy cerca de la senectud. En fin, de allí nos fuimos al super y a tirar la basura, y nos echamos una torta en buena vista. Yo pedí una cubana y me la acabé, y entre los 3 nos zumbamos un ameyal de los de 3 litros, aunque mi hermana sólo participó con 2 vasos y entre mi papá y yo nos jambamos lo demás. Comer bien es bueno, pero tengo el pendiente de pesarme antes de que engorde y creo que no lo estoy logrando al posponerlo. Será algo que haré el lunes sin falta. Mientras tanto, me encargaré de actualizar con los días que hacían falta lo chimuelo de éste blog.