Neko

martes, marzo 29, 2005

El placer de una sorpresa

Acaba de llamar Luz. En realidad ya no es martes pues es la 1:14 de la madrugada pero por practicidad lo anoté así. Ha habido una conversación de lo mas interesante y espontánea, como las que no ha habido recientemente. La personalidad humana puede moldearse a voluntad hasta alcanzar la perfección de la forma en que se concibió. No necesariamente eso indica falsedad, pues el cambio gradual y profundo que esto implica, funde los nuevos valores, principios y verdades en la expresión del ser. En mi caso, escribo esto pues estoy fuertemente motivado después de tal conversación. La llamada se inició en un momento inesperado, ¡claro que recordaba que hoy ella iba a visitarlo!, pero en la concentración del libro en el cual me hallaba sumido, mis pensamientos estaban en otros derroteros. La llamada se interrumpió bruscamente en un punto álgido debido a fallos en la tecnología de telecomunicación y la reanudé en su celular pasando por alto los costos que esto implica. La intuición es una poderosa herramienta, pero es como la pistola: puede apuntar en ambas direcciones. Su principal defecto radica en la interpretación de la información obtenida, su debilidad en la claridad de lo recibido. Difícil me resulta contemplar en mi recuerdo la persona que era hace 9 años, la persona de quien vivamente mi mejor amigo se acuerda con claridad, pues los cambios paulatinos en mi persona pocas veces fueron inconscientes. El sentido de lo contínuo parece distorsionar la percepción y a la vez, hacerlo todo mas claro. Ya no soy quien-como era en ese tiempo y aún así, de alguna manera que no encuentro forma de explicar, sigo siendo así, pero así y mas. No caeré en la petulancia de proclamarme mejor, mas evolucionado, mas perfecto, tan sólo mas cerca de lo que quiero lograr ser. Mis objetivos no llegaron a cambiar, el efecto de las experiencias vividas a lo largo de estos ciclos únicamente endurecieron la aleación de mi fuerza de voluntad y cristalizaron la viabilidad de mis metas. Ahora todas estas ideas parecen confusas. No he escrito de una manera constante últimamente, prefiero estar afuera, vivir, pensar, aprender, sentir (en ese orden)...
Mi realidad cambia en su permanencia y es muy grato poderlo apreciar.
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